Donde antes había un estacionamiento municipal, hoy existe un espacio abierto que por todas partes grita sustentabilidad. De entrada un domo, en un muro el dibujo botánico de una planta y más al fondo, camas de tierra con almácigos, un compost y la estructura de lo que será un invernadero. Se trata del Centro Comunitario Sustentable de Providencia, un lugar de encuentro para los vecinos que promueve el aprendizaje, lo colectivo y las huertas urbanas.

«El año pasado se construyó el domo, que ya en sí es sustentable. Aprovecha la luz natural y la madera interior permite la aislación térmica » dice Emiliano de La Maza, encargado del lugar que pertenece a Juventud Providencia. En la construcción, que llama la atención de todo el que pasa por Padre Mariano 156, se han realizado charlas y actividades gratuitas para la comunidad. Cursos de permacultura, huerta y eficiencia energética.

«También está la posibilidad de que los propios vecinos y organizaciones puedan realizar sus talleres, siempre y cuando también sean gratuitos» agrega Emiliano sobre el espacio que rompe los esquemas en un barrio que ya perdió la Galería El Patio y que tiene un par de grúas en plena faenas. «Aquí atrás van a construir un edificio, que seguramente no midió el impacto en cuanto a los servicios y transporte que necesitarán sus habitantes. Por eso la importancia de los espacios públicos, que pueden pensarse de otra forma. Tener la noción de los beneficios, por ejemplo, de una huerta al lado de mi casa, saber las plantas que me estoy comiendo y aprender a separar los residuos»comenta Emiliano.

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En el lugar se respira comunidad y contacto con el entorno. De hecho el compost partió con desechos de verduras del Mercado de Providencia ubicado a la vuelta en calle Antonio Bellet. Y los talleres en curso, uno de dibujo botánico y otro de mosaicos, permitirá a los vecinos-alumnos terminar con la implementación del lugar. En una de las murallas quedarán grabados los stencils de hierbas y en el suelo un gran mandala de azulejos dará la bienvenida.

En los casi 500 mt2 que tiene el sitio viven desde hace por lo menos una década, dos palmeras, un árbol de damascos y un enorme laurel de comer. Los nuevos habitantes verdes del lugar están en camas de almácigos. Entre la tierra se asoman brotes de lechuga, rúcula, ruda, toronjil y manzanilla. Sin embargo, esto es sólo el principio, porque aún falta por sembrar en el invernadero y esperar que crezcan arbolados y más vegetales. «Estamos todavía preparando el lugar, pero la idea es que la gente que participe en los talleres se preocupe de cuidar la huerta y que pueda llevarse una ramita de orégano si quiere», nos dice Emiliano, quien lleva cuatro años ligado al tema sustentable.

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El 2010 hizo un curso con permacultores de Cauquenes y desde entonces su vida de diseñador industrial tomó un vuelco. «Sentía que estas ideas había que traerlas a la ciudad, especialmente porque el 80% de la población vive en la ‘jungla de cemento’ odiándose a veces unos con otros y el tema es que nos podemos relacionar mejor y en torno al espacio público, desde una vida con escala de barrio», afirma. Con esa idea en mente, partió con una huerta fuera de su casa en calle Club Hípico, en Santiago centro. Se le unió al proyecto el agrónomo Alvaro Pumarino y luego sus vecinos que vieron la transformación del espacio entre la vereda y la calzada. Las piedras y la tierra dura se convirtieron en suelo fértil donde crecieron habas, tomates y arvejas. Lo que por una parte implicó recuperar un espacio y también recuperar la convivencia de antaño.

«La mayoría de los vecinos no creía que fuera a resultar, pero fueron sorprendiéndose ante los hechos y hasta le colocaban nombres a los tomates» recuerda Emiliano sobre la iniciativa con la que nació la ONG PlantaBanda que promueve precisamente los ecobarrios.

Transformaciones que mejoran la ciudad de una manera excepcional. «Donde no existía nada, se crea biodiversidad, comienzan a llegar los pajaritos, las chinitas y otros insectos, se abre un mundo que además se puede transferir a las personas,  la gente que no se conoce, que viene de distintos lados, con distinto bajage cultural, crea comunidad»concluye.

Trabajo colectivo: Si quieres ayudar a preparar el lugar para el futuro mosaico participa de la jornada de voluntariado este lunes 12 de mayo a las 10.00 horas en Padre Mariano 156.

Talleres gratis: De mosaicos los días 14, 21, 24 y 31 de mayo de 10 a 13 horas y de serigrafía mural los jueves 15 y 22 de mayo de 18 a 21 horas. Puedes inscribirte con en la pizarra colocada en la reja del centro comunitario (tú mismo escribes nombre y mail con tiza) o en el sitio web de Juventud Providencia.

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