*Por Hugo Ramos Tapia
Tempranito por la mañana del domingo recién pasado y sin importar mucho el frío o las filas que ya existían a las 8.30 de la mañana, decidimos recorrer uno de los edificios imperdibles de la jornada: El Palacio de la Moneda.
Allí, junto a numerosas familias, turistas, parejas, adultos mayores y también solitarios visitantes, esperamos ansiosos nuestro turno para entrar a la casa de Gobierno. Al igual que en cualquier aeropuerto y como parte de los protocolos de seguridad y acceso controlado, todos los visitantes fueron revisados exhaustivamente. Bolsos, mochilas y otras pertenencias pasaron por el detector de metales. “Hombres por la izquierda y mujeres por la derecha” repetían incansablemente los guardias y carabineros de la entrada.
Nuestro recorrido se inició en el Patio de la Presidencia. La primera sorpresa fue la presencia del mítico Ford Galaxy 500 XL, del que se comenta fue un regalo de la Reina Isabel II de Inglaterra tras ocuparlo como medio de transporte en la visita que hiciera a Chile en noviembre de 1968. De ahí nos movimos a la Galería de los Presidentes de Chile, custodiada por funcionarios, carabineros, oficiales y capitanes de alto rango. Ubicada en el segundo piso del palacio, destaca por presentar de manera cronológica pinturas al óleo, así como también bustos en bronce y mármol de diferentes presidentes entre 1817 y 1994. Llamaron nuestra atención el óleo de Aníbal Pinto, el busto de mármol de José Manuel Balmaceda y los de bronce de Pedro Aguirre Cerda y Patricio Aylwin.
La visita nos llevó luego por diferentes salones y pasillos. Así, emergieron el Salón Rojo; estudio y antesala del comedor de presidencia. El Salón azul: famoso por ser punto de reuniones privadas por parte del Presidente, y albergar uno de los cuadros más conocidos del pintor Roberto Matta: Espejo de Cronos. El Salón Carrera o amarillo, donde destacan la presencia de cuadros de pintura de Javiera y José Miguel carrera, sindicados como parte de los próceres y figuras activas del periodo independentista chileno. El Salón Independencia, lugar desde dónde se han asomado a través de su balcón y ventana figuras públicas tan diversas como el Papa Juan Pablo II en su visita del 86 y Fernando González y Nicolás Massú tras ganar medalla de oro en los Juegos Olímpicos del 2004, entre otros. Este espacio también destaca por ser el lugar de residencia de uno de los cuadros y falsos históricos más emblemáticos del arte chileno. “Proclamación y la jura de la independencia”, pintado por Pedro Subercaseaux, que muestra entre otros personajes, a un heroico Bernardo O’Higgins proclamando y viendo izar la bandera chilena tras el juramento de la independencia (Misma bandera que fue robada por el FPMR en la década del 80, devuelta en los 2000 por la misma agrupación y actualmente exhibida en el Museo Histórico Nacional), en momentos donde las fuentes históricas nos delatan que el libertador de la patria se encontraba en la ciudad de Talca.
La visita continuó a los salones donde se destacan a algunos escritores nacionales. Así, descubrimos el Salón Huidobro, Mistral y Neruda, respectivamente. En todos estos destacan la presencia de fotografías íntimas y momentos de figuración pública, así como también documentos y pertenencias privadas, sorprendiéndonos las primeras ediciones de algunos libros emblemáticos de estos autores, como Lagar de Gabriela Mistral.
Ya en las dependencias de la Primera Dama, vimos el cuadro Vida Allende la muerte, de Roberto Matta, para luego continuar al ex Salón Independencia, conocido ahora como Salón Blanco Presidente Allende. Tras un largo y exhaustivo proceso de reconstrucción a partir de análisis de fotografías de época y diversas entrevistas, el despacho fue dispuesto tal como lo usara Allende antes del Golpe.
Nuestra visita culminó en el patio de los canelos (llamado así en honor al árbol sagrado del pueblo Mapuche) y la capilla presidencial donde pudimos apreciar cómo un grupo de restauradores se encuentra laboriosamente trabajando en la restauración de las balustradas de madera originales de La Moneda.
Sin duda, fue una visita que no olvidaremos, especialmente por la gran diversidad de piezas de arte que alhajan y visten los diversos salones y espacios del Palacio presidencial de Chile.
Según datos del Departamento de Conservación y Patrimonio de la Moneda, actualmente existen más de 420 piezas de arte en el lugar. Cuadros, óleos históricos, frescos limeños, espejos de estilo Trumeau, jarrones de opalina y muebles del siglo XIX. Cosa que nos sorprende y llama profundamente nuestra atención, considerando que tras el bombardeo de 1973, el palacio perdió gran parte de su mobiliario y piezas de arte, únicas e irrepetibles. Tras su remodelación y reacondicionamiento en la década de los 80’, La Moneda recibió en comodato diversas obras pertenecientes a museos públicos e instituciones privadas, entre los que se cuentan el BancoEstado, el Banco Central y artistas particulares. Piezas de arte que no sólo nos hablan y dan cuenta de distintos momentos y épocas de nuestra historia nacional, sino también de lo rico y diverso de nuestro patrimonio artístico.
Atención, que no tienes que esperar para el próximo Día del Patrimonio. La Moneda dispone de visitas guiadas previa inscripción aquí
Lo que tienes que saber:
- Llegar temprano sí o sí
- Existe guardarropia
- No te permiten grabar video