Construido en tan sólo 275 días por mandato del Presidente Salvador Allende, el edificio de avenida Libertador Bernardo O´Higgins 227  fue una proeza de trabajo colaborativo, en la que participaron cientos de obreros, artistas y arquitectos.  Hoy alberga a uno de los centros culturales más importantes del país.

Por Carmen Gloria Vitalic

* Este contenido es parte del proyecto Trivias Interactivas de Amo santiago y está financiado por el Fondo de Fomento de Medios de Comunicación Social del Gobierno de Chile y del Consejo Regional.

Es difícil encontrar en la historia de Chile un edificio tan simbólico como el UNCTAD III, que hoy alberga al Centro Cultural Gabriela Mistral, GAM. No sólo las condiciones originales del proyecto –plazo, equipo, ubicación y relevancia política– lo transformaron en un caso único, sino también su trayectoria posterior de la mano del acontecer nacional.

Ubicado en el corazón de Santiago, se emplaza en la vereda norte de la avenida Libertador Bernardo O´Higgins a la altura del 227, entre las calles Portugal y Namur, y la adaptación de una torre de la remodelación San Borja.

Archivo Digital GAM.

Su historia
En 1971 el director del Banco Iberoamericano de Desarrollo (BID), el economista chileno Felipe Herrera, acordó con las Naciones Unidas que la Tercera Conferencia para el Comercio y el Desarrollo UNCTAD se realizara en Santiago de Chile de abril a junio del año siguiente, 1972. La reunión buscaba discutir políticas globales para superar el subdesarrollo de los países durante la Guerra Fría y en ella participaron tres mil delegados de 140 naciones. El logro significaba también que la conferencia se realizaría en un especial contexto: la materialización de la Unidad Popular liderada por el Presidente Salvador Allende, un desafío extra para demostrar al mundo la capacidad del país para realizarlo.

Debido a la premura no fue posible realizar un concurso, por lo que se eligió a un grupo de arquitectos de la Universidad de Chile y la Universidad Católica de Santiago, conformado por los profesionales Hugo Gaggero, José Medina, Juan Echenique, José Covacevic y Sergio González. Como representante ministerial estuvo el director ejecutivo de la Corporación de Mejoramiento Urbano, CORMU, Miguel Lawner (actual Premio Nacional de Arquitectura).

Las obras
La propuesta fue realizar una gran carpa o mesa soportada por columnas de hormigón. Así, una parte del edificio podría ser construido hacia abajo literalmente colgando desde la estructura de acero, mientras, simultáneamente se podría construir desde abajo hacia arriba.

Su construcción comenzó en diciembre de 1971 y fue inaugurado en un tiempo récord de 275 días, el 3 de abril de 1972. Todo un logro si se toma en consideración que expertos de la época estimaban que tomaría al menos dos años. La hazaña fue posible gracias al trabajo de miles de obreros y voluntarios, con turnos de hasta 12 horas diarias. La necesidad de terminar en un plazo tan reducido hizo que el diseño se fuera resolviendo a través de modificaciones en la maqueta pues no había tiempo para planos.

Por su parte destacados artistas de la época quisieron aportar con creaciones integradas a la arquitectura del edificio. Así, Iván Vial realizó un panel acústico; Nemesio Antúnez creó cerámicas que indicaban cómo llegar al comedor popular -el núcleo de actividades del edificio-; Juan Bernal Ponce realizó un vitral para la entrada; Roberto Matta realizó dos cuadros y Carlos Ortúzar realizó una escultura llamada El Cuarto Mundo. En tanto Roser Bru confeccionó un tapiz collage; Mario Toral pintó un mural; Federico Assler agregó una escultura de hormigón armado; Félix Maruenda hizo la conocida obra «Escape de gas» y las bordadoras de Isla Negra realizaron un mural de dos metros de alto y siete de ancho.

Tras la conferencia, la infraestructura fue traspasada al Ministerio de Educación, que lo rebautizó como Centro Cultural Metropolitano Gabriela Mistral, con la idea de crear un gran polo para las artes. Pero un año más tarde la iniciativa quedó truncada a causa del Golpe Militar, cuando los uniformados lo tomaron como sede de gobierno ya que el Palacio de La Moneda había quedado muy dañado tras el bombardeo del 11 de septiembre de 1973. El 10 de diciembre de ese año, cambiaron su nombre por el de Edificio Diego Portales, donde funcionaron hasta 1981 con el Poder Ejecutivo bajo el mando de Augusto Pinochet y el Poder Legislativo de la Junta de Gobierno. De inmediato, el recinto fue clausurado al público, su exterior enrejado y el grueso de sus colección de arte retirada, dispersada e incluso destruida.

Una vez que las oficinas del gobierno militar retornaron al Palacio de La Moneda, el Diego Portales continuó como sede legislativa hasta 1990. Su salón plenario solía ser el escenario de los discursos que Pinochet dirigía en cadena nacional a la ciudadanía o a sus funcionarios. Como sede del centro de prensa para el plebiscito de 1988, el edificio acogió el anuncio histórico que confirmó la decisión popular de volver a la democracia.

Incendio 
A las 16:45 del 5 de marzo de 2006 se declaró un violento incendio originado en el subterráneo del ala oriente del centro de convenciones, el cual destruyó un 40% de su estructura. El salón de plenarios fue completamente destruido, el salón blanco y el azul resultaron dañados en un 25%. Además, el siniestro provocó el derrumbe por derretimiento de la estructura metálica del techo. La columna de humo podía verse desde casi toda la capital. Las llamas fueron controladas tras horas de trabajo por parte de bomberos, quienes concluyeron que el fuego habría comenzado por el recalentamiento de la red eléctrica que no tenía las mantenciones al día.

Después del incendio, la opinión pública y las autoridades de la época se dividieron. Por un lado, importantes jefaturas de Gobierno plantearon que era el minuto de vender la vieja estructura a inmobiliarias, pero surgieron voces ciudadanas que exigieron la restitución de la construcción. Así, la Presidenta de la época Michelle Bachelet llamó a diversos personeros a replantear su sentido original para devolverlo a la ciudadanía. Se llamó a una licitación pública, que ganó el proyecto del arquitecto Cristián Fernández en conjunto con la oficina Lateral Arquitectos. En las bases se especificó la necesidad de recuperar el sentido original del espacio, y “devolverle a la ciudadanía un edificio creado para el pueblo”, lo que se concretó el 19 de octubre de 2009 cuando pasó a llamarse Centro Cultural Gabriela Mistral, GAM.

Centro cultural
El recinto cuenta con hoy 22 mil metros cuadrados caracterizados por sus amplios espacios con transparencias y su apertura a la ciudad.  Posee una sala de espectáculos para dos mil quinientas personas, una sala dedicada a la danza, un archivo para las artes escénicas, una audioteca, una biblioteca y una sala de exhibiciones del Museo de Arte Popular Americano de la Universidad de Chile. La inauguración de la primera etapa del centro se realizó el 4 de septiembre de 2010, a dos semanas del Bicentenario del país. Es decir hace pocos días el GAM cumplió sus primera década de existencia.

En el año 2013 se reabrió la plaza Federico Assler, con su conjunto escultural de hormigón armado cuya parte central tiene cinco metros de alto; desde ahí se desprenden cuatro brazos de más de tres metros de largo. La plaza tiene 800 m² y se puede acceder desde el patio del GAM y por calle Villavicencio. La vuelta de esta obra se sumó a las ya rescatadas para la inauguración donde se restauraron y reubicaron las esculturas de Sergi Mallol, Marta Colvin y Samuel Román; también fue restaurada una puerta de madera, cobre y aluminio fundido realizada por Juan Egenau y se rehizo el vitral de Bernal que en la actualidad cubre la plaza que une los dos edificios del GAM, entre otras.

En la actualidad a causa de la pandemia, sus instalaciones permanecen cerradas al público, aunque sí se puede disfrutar de los espacios abiertos y de las obras dispuestas en la plaza adjunta al GAM.

 

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