Laszlo, un gitano encantador de osos y Koqoshka, su «bestia» (sin nada de bestia). El domador de bigotes y de ojos delineados presentando su show traído desde Rumania, y la protagonista de este show, su amiga «osa, de 400 kilos de pelo y grasa».
Aparecen con alfombra, violín, banderines y trompeta desde una carreta-triciclo que irrumpe en medio de la pista de la carpa circense. Ahí está él, a viva voz encantando a la osa y al público y ahí está ella enamorándonos con su tutú rojo, sus bailes y sus piruetas.
La clave del encantamiento: una trompetina, al más puro estilo del flautista de Hamelin. Los actos que sacan aplausos: pruebas de fuerza que hicieron al gitano invocar a sus ancestros, ágiles movimientos de esta osa y un salto por un aro de fuego. Todo un espectáculo de circo-teatro que en un abrir y cerrar de ojos nos traslada a tierras gitanas.
Durante febrero, el espectáculo del circo Pacheco Kaulen y Hermanos se tomó el zócalo del GAM y con él una feria de volatineros con artistas callejeros que incluyeron caleidoscopistas, chinchineros, acróbatas y organilleros. Escena con banderines, luces de colores y anfitriones que completaron la escena de una película antigua.
Todos fuimos niños de nuevo. Los chicos se llevaron sus poleras y remolinos, yo me traje mi caleidoscopio mágico y una sonrisa gigante por conocer a Koqoshka.
Más info en www.circopachecokaulen.com