Una especie de tumba simbólica. Objetos que tuvieron dueño, casas llenas de vida y que después de años se convirtieron en recuerdos, en materialidad impregnada de historias destinadas a morir lentamente. Esto es lo que cruza Nostalgia, rescate de un imaginario, la exposición fotográfica que presenta el proceso de decadencia de cuatro casonas de la comuna de San Miguel, desde sus tiempos en que estaban habitadas hasta su abandono total y que se presenta hasta este domingo en el Centro Cultural Estación Mapocho.
El autor es Erick Faúndez, quien vivió 16 de sus 23 años en el Barrio El Llano, que hace dos décadas era un ejemplo de convivencia, con vecinos que se saludaban a toda hora y en donde abundaban los almacenes.
Cuando niño, jugaba con sus amigos en las casas abandonadas del sector, imaginando estar dentro de una película que pasaba entre paredes viejas y jardines convertidos en peladeros. Sin embargo, esa aventura dio paso a otra mirada en su vida de fotógrafo. «Hoy me provoca un poco de rabia ver la nula valorización que se la da al patrimonio y a la memoria, pero he comprendido que la responsabilidad es de todos. En general en Chile cuidamos poco lo patrimonial y es porque no existen las suficientes legislaciones que protejan nuestros edificios, no hay respeto por las personas… mucho menos por un edificio viejo”, dice Erick sobre la situación de los lugares que ocupaban estas casas y que darán paso a proyectos inmobiliarios.
Con esa rabia y la nostalgia entre manos, quiso decir algo. Comenzó el año 2012 retratando cuatro casonas (una de ellas ya no existe) en las calles de Llano Subercaseaux, San Ignacio, Fernando Lazcano y Soto Aguilar.
Fotografió vistas exteriores de los inmuebles que habitaron algunos de sus amigos y objetos que -dice- también tienen códigos memoriales. Sillas, sofás, comedores, cuadros y una muñeca, entre otros objetos, se entremezclan con fotos de álbumes que revelan momentos tan inolvidables para una familia como son los matrimonios, los paseos multitudinarios y los retratos.
«Tanto casa, álbum y objetos son presentados como contenedores de memoria, ya que ambos cumplen el rol de preservar y adecuar la historia en diferentes tiempos pero con un mismo fin: atesorar el recuerdo de tiempos pasados. Uno contiene al otro, es por eso, que ambos son importantes y juntos dan vida a la memoria» argumenta Erick sobre la exposición de 32 fotografías de color y blanco y negro.
En las imágenes enfrenta el miedo a perder los recuerdos y a un avasallador proceso de urbanización que demuele todo a su paso. Por eso habla de tumba y finalmente de muerte. «El derrumbe de viviendas provoca quiebres, tanto en lo físico de la vivienda como al interior de ésta, afectando la biografía y memoria familiar de los grupos habitantes de cada casona. Cada lugar se transforma en un especie de memorial, la casa inmueble, al ser afectada por la sobre modernidad, se transforma en una especie de tumba simbólica y todo lo que alberga adentro también» afirma.
Su foto favorita es en a que se puede ver una escalera y su sombra porque dice «evoca muchas sensaciones y sentimientos de mi infancia». Y claramente lo logra, es cosa de cerrar los ojos e imaginar el reloj cuenta atrás. El sol brilla en el patio, voces y pasos e escuchan en la casa, es la hora del almuerzo y todos corren y bajan al comedor.
Dónde: Sala Joaquín Edwards Bello, Estación Mapocho. Plaza de la Cultura s/n
Cuándo: Hasta el domingo 8 de junio en dos horarios. De 11 a 14 y de 15 a 20 horas
Más info: Conoce más del fotógrafo Erick Faúndez
Buena entrevista y una excelente exposición cada imagen muestra muchas cosas felicitaciones
fotos sin vida. se parecen a todas las fotos que sacan los locos del ARCOS.