La Municipalidad de Santiago espera desarrollar en el mediano plazo una serie de actividades con estudiantes para iniciar la recuperación del icónico espacio capitalino, mientras continúan los esfuerzos para reunir los 800 millones de pesos que se requieren para su restauración definitiva.

Restaurar el invernadero de la Quinta Normal sigue siendo un anhelo de muchos. Así lo demuestran las más de 24 mil firmas que desde diciembre de 2020 se han reunido para recuperar el histórico espacio que se encuentra en abandono desde hace 27 años. La campaña lanzada por Vive Vivero y Amo Santiago a través de change.org fue un nuevo impulso para llamar la atención de las autoridades y convocar esfuerzos para su reactivación. Y ya hay resultados. “Hoy día la Municipalidad elabora un proyecto de desarrollo comunitario con plantas endémicas de manera de poder trabajarlas con alumnos de los colegios del municipio”, adelanta José Piga, encargado del Departamento de Gestión y Registro Patrimonial de la Municipalidad de Santiago.

A esto se suman las actividades que realizará Gerardo Pedraza, fundador de Vive Vivero, quien de manera permanente ha reunido voluntades para que el invernadero vuelva a tener un lugar en la vida santiaguina. Hace algunas semanas como auto regalo del Día del Padre, concurrió junto a su familia a realizar una primera limpieza de escombros y basura de manera voluntaria. Actualmente se encuentra gestionando con la municipalidad y aunando esfuerzos para financiar una primera recuperación que devuelva el verdor al entrañable recinto que hoy luce sin vidrios y con algunas malezas en el suelo.

“Tenemos toda la intención para que en septiembre, después que llegue la primavera, podamos recuperar los bancales del invernadero, que puedan volver a ser verdes a priori de una restauración mucho más completa. Sí o sí el espacio necesita retornar con plantas para poder vivir y ser lo que es» asegura Gerardo quien ya cuenta con un presupuesto concreto para los materiales y su implementación.  

Estado actual del invernadero de la Quinta Normal, julio 2022. Fotografía de Amo Santiago.

En ese sentido, agrega que su propuesta es «generar actividades y mantención constante, que el mundo privado con el público se puedan sumar y plantearse la idea futura de que entre los dos museos -el MAC y el de Historia Natural- se pueda realizar el Museo Vegetal, con senderos, paradas y paisajismo de acuerdo a distintas zonas geográficas de Chile y el mundo y que este recorrido termine en el invernadero, al fondo de este gran pasillo y podamos tener lo que no existe en Santiago, pero que sí existe en el Kew Garden de Londres donde está el Jardín Real con sus más de 18 mil especies. Y nosotros ¿por qué no?, mantener este espacio en la Quinta Normal y arreglar lo que ya está y el entorno del ala suroriente del parque Quinta Normal».

Estado actual del invernadero de la Quinta Normal, julio 2022. Fotografía de Amo Santiago.

La historia del invernadero
La estructura construida en acero y que se trata de uno de los escasos representantes de la arquitectura en metal y vidrio en Chile, posee toques victorianos y de proto art nouveau, de gran similitud con los invernaderos del Parque des Chateau de Ravelet, en Cherbourg y el del jardín de Massey en Tarbes. Se calcula que debió ser fabricado entre 1864 y 1866, periodo que demoró la construcción del Palacio de la Quinta Meiggs, que se encontraba en donde hoy está el conjunto de Virginia Opazo.

“En 1890 el Estado de Chile lo compra y lo traslada a su actual ubicación en la Quinta Normal para cultivar ahí plantas exóticas” explica José Piga.

De esta manera y por sólo $27.000 de la época, se desarma, se traslada y se vuelve a instalar el invernadero en el parque, a donde llega con todas sus especies para convertirse en el observatorio de plantas exóticas del Jardín Botánico. 

Así, hasta 1920 el invernadero vivió su época de gloria, pudiéndose encontrar en él una variedad de más de dos mil plantas exóticas de Chile y el extranjero, entre helechos, orquídeas tropicales, piñas, tamarindos, jengibres, y fresnos de flor, así como muchas especies de suculentas y herbáceas, tanto extranjeras como chilenas. Además suministró de plantas y semillas a la Universidad de Chile, escuelas normales y liceos, contribuyendo al conocimiento en esta área, tarea que terminó hace un siglo cuando en 1922 se retira Juan Söhrens, el último director del Jardín Botánico. 

Desde entonces, se han sumado una serie de proyectos que han buscado volverlo a la vida: desde el «Conservatorio de Plantas Medicinales» de Caritas Chile, la Municipalidad de Santiago y el Museo Nacional de Historia Natural (1989 y 1995) y un evento de decoración que financió la instalación de piso cerámico (2003), hasta las bombas de semilla de vecinos EcoBarrio Yungay (2016) y el cierre perimetral de parte de la municipalidad para su resguardo (2019).

Estado actual del invernadero de la Quinta Normal, julio 2022. Fotografía de Amo Santiago.

Parque Quinta Normal, julio 2022. Fotografía de Amo Santiago.

Estado actual del invernadero de la Quinta Normal, julio 2022. Fotografía de Amo Santiago.

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