En tres días más, Lupe estará de cumpleaños. Pero la llegada de sus 43 no será como lo imaginaba. Lo pasará en cuarentena, con doble encierro. Doble porque Conchalí, la comuna en donde vive, comenzó este viernes su confinamiento y porque desde hace 10 días sabe que es uno de los casos activos de COVID-19.
Lupe es caleña, como le dicen a los colombianos de Cali y lleva tres años viviendo en Santiago. “Me vine a Chile con mi hija menor, y a los tres meses se vino mi esposo. Mi hermana que estaba acá me ayudó pero fue duro al principio porque no tenía papeles, me tocó rebuscarlas vendiendo postres y comida, hasta que alguien me consiguiera contrato”, recuerda.
En Colombia terminó su bachillerato (enseñanza media) a los 37. Trabajaba en una fábrica de calzado, encargada de poner las plantillas y los cordones a los zapatos antes de meterlos a la caja. Económicamente, la plata no les alcanzaba por lo que decidió venir a buscar un mejor pasar: “aquí uno vive mejor. Aunque no tengo a mi familia, me alcanza más la plata y por el cambio, les puedo ayudar, enviándoles dinero”. Su historia se parece a la de los cientos de extranjeros que llegaron a nuestro país confiados en lograr mejores oportunidades.
Hoy tiene contrato y trabaja en una empresa que presta servicios de aseo. Se levanta cada mañana a las seis para llegar temprano a las oficinas donde le toca limpiar escritorios, cocinas y baños. Su turno de 10 horas tiene un pago mensual de 350 mil pesos.
Alegre y risueña, con un “sí señora” al otro lado del teléfono, agradece lo bien que le trata la gente. Sin embargo, apenas pueda espera cambiarse por algo en donde pueda ganar más dinero.
Su esposo Duberney Solarte (45) se quedó sin empleo hace dos meses. “Trabajaba en Movicenter pintando carros, en desabolladura y pintura”. Y en febrero, Lupe tuvo dos licencias por depresión, pero hasta ahora sólo le han pagado una. A lo que se suma, dos nuevas licencias de 7 y 14 días por el coronavirus.
El 29 de abril presentó los primeros síntomas. “No tenía olfato, pero yo no le paré olas, pensé que era mi rinitis. Pero mi esposo estaba mal, con fiebre dos días, así que fuimos al médico, nos hicieron el examen a los dos y los dos salimos positivo”, nos cuenta.
En el Centro de Salud Familiar Juanita Aguirre le tomaron el examen “con un cotonito grande que te meten por la nariz” y siete días después le confirmaron el diagnóstico. “Nos dieron paracetamol y nos están llamando para ver como seguimos. Estuvimos en cama sólo los primeros días. Gracias a Dios no nos dio tan duro y los síntomas desaparecieron. A mi esposo ya le volvió el apetito y a mí, el olfato” asegura.
Su familia en Colombia está preocupada. Allá están sus cuatro hijos -incluida la que vino a Chile y que se devolvió a Colombia a estudiar- y sus dos nietos. “Pensaron que me iba a morir de esto… no ve que la gente se pone grave. Esto es de cuidado, pero yo no estoy asustada, yo digo que estamos bendecidos”.
A la espera de cumplir su licencia de tres semanas y atenta a que no presentar una recaída, pasa los días junto a Duberney, encerrados, aburridos y también preocupados por el futuro. “No podemos ni abrir la puerta, mi hermana me trae cosas, me las deja afuera y se va”. Sólo la tele los saca de la letanía, un poco de noticias todos los días y los capítulos de su programa favorito: Masterchef.
- Para ayudar a Lupe puedes hacer un aporte a su cuenta RUT de Banco Estado número 25.931.466-6.
- Conchalí tiene 139.195 habitantes. De acuerdo al Informe Epidemiológico del Ministerio de Salud del 8 de mayo, la comuna tiene 406 casos de COVID-19 confirmados, 200 de ellos activos.
- Los colombianos son la cuarta comunidad de extranjeros en Chile con 161.153 personas según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas y el Departamento de Migración y Extranjería. La lista la encabezan los venezolanos (455.494), seguido por los peruanos (235.165) y los haitianos (185.865).