La última película proyectada en la sala de calle Lastarria fue Parásitos, el premiado filme coreano dirigido por Bong Joon-ho.

Actualmente, el cine se encuentra a la espera de que Santiago entre en Fase 3, momento en que reabrirán con aforo reducido de 90 personas y con la esperanza de que el barrio vuelta a repuntar.

Un año y dos meses. Parece una condena, pero no. Este es el tiempo que lleva cerrado El Biógrafo, el clásico cine del Barrio Lastarria. 

Las butacas rojas aterciopladas de la sala han permanecido sin espectadores desde el 19 de marzo de 2020 cuando por motivo de la pandemia, la comuna de Santiago entró a su primera cuarentena. “Ya veníamos con algunos cierres intermitentes y cambios de horario en las funciones tras el estallido, en octubre y noviembre de 2019, pero con la pandemia no hemos vuelto a abrir. Es tremendo, porque la verdad es que es mucho tiempo lo que llevamos cerrado y claro hay un desgaste propio de toda la situación” asegura Carolina González, encargada de las comunicaciones y la cartelera.

«En el verano estábamos preparándonos y organizando algunas cosas cuando se hizo la apertura. Alcanzaron a abrir varios cines, pero nosotros no pudimos y luego volvimos a cuarentena. Luego con la segunda apertura en febrero, cuando abrieron las grandes cadenas, tampoco alcanzamos a abrir, pero ahí definitivamente resolvimos esperar un poco y abrir la segunda semana de marzo. Sin embargo, tampoco nos resultó porque entramos a cuarentena inmediatamente”, detalla Carolina. Es por eso que una vez que Santiago pase a Fase 3 y los cines y otros locales puedan volver a funcionar, esperarán un par semanas para dar tiempo a que se estabilice el panorama.

Según detalla la encargada de comunicaciones, esperan que esto se dé pronto, dado que se encuentran esperanzados en las tasas de vacunación y en la leve tendencia a la baja en los contagios. En ese sentido, nos adelanta que en la reapertura abrirán con la mitad del aforo, es decir unas 90 ubicaciones, manteniendo todos los protocolos en el acceso. 

En cuanto a la cartelera evaluarán en su momento: “los distribuidores tampoco han estrenado sus películas entonces estamos todos en las mismas condiciones, en stand by. Así que veremos que nos ofrecerán en el minuto en que decidamos a abrir, en un principio lo más probable es que partamos con una cartelera repetida o con la misma que teníamos el año pasado, aún no lo tenemos muy claro”.

Carolina agrega que además está el factor estallido social que podría seguir vigente, lo que se suma al toque de queda y los horarios de transporte, lo que definirá la cantidad y hora de las funciones. Ecuación compleja e incertidumbre en un barrio en donde se palpa claramente la crisis, con muchos locales cerrados, entre los que se cuenta Le Fournil, Scuadritto y la venta de Les Assainissant. “El estallido generó una situación compleja y triste en el barrio, que está muy desmejorado. No todos los locales han podido abrir, no todos van a poder mantenerse en el tiempo… al haber menos personas, menos público, esto provoca que hayan más problemas de seguridad y claro el estallido social ha generado unos inconvenientes tremendos y estamos muy  tristes. Esperamos que la situación logre un equilibrio en donde todos podamos salir beneficiados, para volver a darle brillo a este barrio que tanto lo merece y lo necesita”.

Al menos para los dueños del El Biógrafo, les quita algo de presión económica el hecho de ser propietarios del edificio donde también tienen un restaurante, el que sí ha permanecido abierto y que ahora dispone atención a público en su terraza del segundo piso. Al mismo tiempo que cuentan con un pequeño equipo de cinco personas, entre el proyeccionista, la cajera y los turnos del aseo, con actual subsidio de trabajo. Todos expectantes del momento en que la sala vuelva a llenarse de gente y regrese la clásica experiencia de escoger un asiento numerado de un papel enrollado en un tablero, y se abra el telón para ver la función. 

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