*Por Paulina A. Cabrera Cortés
Lo de “Este puede ser el lugar” en Carmen 36, es de esos imperdibles, imperdibles. Y es que de hoy y hasta al 28 de julio, los departamentos del inmueble que permaneció abandonado los últimos 15 años, abren sus puertas con una intervención colectiva y artística que se mete en las cocinas, dormitorios y espacios que habitaron por décadas funcionarios del Poder Judicial.
La construcción de 1940 -diseñada por arquitecto José Araujo– fue el hogar de ministros y empleados de la Corte Suprema. “Mi papá Luis Fidel Yáñez, se casó y se vino a vivir acá en el 64, aquí nacieron mis dos hermanos y yo. Nos quedamos hasta el año 2000. Me crié toda mi vida en este lugar” recuerda Camilo Yáñez sobre el penthouse con terraza del sexto piso y a quien nos encontramos por casualidad el día de la inauguración.
Camilo, también artista y quien hizo una película sobre el espacio el 2013, detalla que el edificio era propiedad del Estado, en tiempos en que era “un Estado romántico, con un carácter social impresionante. El 2001 el gobierno de Eduardo Frei hizo sacar a todos los funcionarios que vivían aquí porque iban a transformar este edificio, pero no se hizo nada y quedó abandonado 15 años”.
Quince años que terminaron cuando la inmobiliaria Las Malvas lo compró para convertirlo en un hotel con cafetería y bar, que se espera esté listo el 2020. Antes de partir con las obras, y siguiendo lo que fue One Momento Art (exposición temporal de 2017 que ocupó las instalaciones de Compañía 1263 antes de transformarse en oficinas: revisa la nota), Paula Urzúa hizo puente entre la empresa de su familia y Taller León con una misión: aprovechar el espacio y ocuparlo como galería durante una semana.
20 artistas y 9 departamentos
La invitación fue para Taller León, un grupo de 7 artistas que desde hace 10 años comparte una casona en Seminario con Santa Isabel, y otros 13 creadores que fueron convocados para intervenir el espacio.
Gaspar Álvarez es uno de ellos. “Llegamos y fue como por corazonada, cada uno fue eligiendo su espacio”, nos explica sobre la distribución, mientras estamos en una habitación con ventanal curvo del departamento 2B.
Su obra se titula “La ley del tesoro (kintsugi)” y se inspira en un poema de Gabriela Mistral “que habla un poco del corazón relacionado con el oro, en donde ella se pregunta por qué tiene que esconder algo que brilla, el corazón”. Por eso su instalación consta de láminas de oro incrustadas en los espacios que deja la pintura descascarada de los muros y el poema reflejado en un espejo que se deja entrever de la puerta del clóset.
Un piso más arriba conversamos con el fotógrafo de moda Esteban Vargas Roa, quien junto a la bordadora de alta costura Laura Ameba, realizaron un trabajo conjunto. Escogieron la habitación por su llamativo papel mural, Esteban hizo un retrato en el lugar, traspasaron la imagen a una tela y Laura terminó de intervenirla. “Este material fue especialmente para la muestra, recreamos una doble exposición, haciendo que coexisitera con la luz. La tela ayuda muy bien para que la obra agarre más vida, y si vienes a distintas horas del día, va cambiando la percepción de la obra”, asegura.
La artista Rosario Perrielo intervino dos dormitorios del 4A, con una instalación con greda que evoca los desastres naturales, una mezcla del caos que puede dejar un aluvión, con un tornado y la erupción de un volcán. Explicando su obra «No hay lugar como el hogar», nos cuenta que le interesa observar como queda el paisaje después de una catástrofe, bajo un solo color, para lo cual “trabajé a escala con juguetes de niños y greda».
Los otros artistas son José Pedro Godoy, Camila Pino Gay, Juana Gómez, Javier Toro Blum (todos ellos de Taller León) y los invitados Virginia Acosta, Claudia Bitrán, Cristóbal Cea, Isidora Correa, María Karantzi, Alexandra Mabes, Matthew Neary, Juan José Richards, Marcos Sánchez, Catalina Schliebener, Esteban Vargas, Maite Zubizarreta y Rocío Guerrero.
Polvo hecho obra
La obra más conectada con la historia del edificio fue la de Rocío, quien escogió una habitación del 5B que da a la calle.
“El primer impulso fue limpiar, y me di cuenta que había una huella de todo lo que había pasado antes, que es la característica esencial de este lugar que había sido abandonado por 15 años. Así que esta obra es un tributo a ese tiempo, de lo que aparentemente no tiene importancia como es el polvo, insectos, polillas y vegetales, que transitaron en este lugar”, nos explica sobre las muestras separadas en cajas en donde también hay agua decantada del trapero con el que limpió y restos de pelo humano.
“El ejercicio de separación de las muestras fue bien estomacal, asqueroso un poco para hacerlo, pero me di cuenta que fue una manera de conocer que había pasado aquí, restos que hablan de otra cosa, de algo que no va a seguir pasando, entonces esto fue un ritual, para proteger este momento y dejar que pase a una siguiente etapa” agrega.
- Dónde: Carmen 36, Santiago
- Cuándo: De 12.00 a 17.00 los días 21, 22 y 28 de julio. Durante la semana se puede ir previa coordinación al mail tallerleon@gmail.com o al Instagram/taller.leon
- Cuánto: Gratis
- Recomendamos: Ir temprano porque como no hay luz eléctrica, sólo queda la luz natural. Y con cámara, porque es una exposición sumamente fotogénica.
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Yo viví 30 años allí y hay mucho que escribir y contar