Ya se cumplieron tres semanas de estallido social, en donde junto con la violencia contra las personas también se ha producido un daño -en algunos casos- irreparable contra nuestro patrimonio. El debate sobre qué o no defender y la falta de identidad histórica es lo que nos remece estos días, por lo que salimos a preguntar la opinión de personas y líderes ligados al urbanismo, la ciudad y la historia.
Queremos contribuir a una discusión amplia y respetuosa que indague sobre qué es lo mejor que podemos hacer desde la vereda de la cultura, el arte y de quienes defienden el patrimonio. Partimos con Fernando Imas y Mario Rojas, Licenciados en Conservación y Restauración Patrimonial, y co-fundadores de www.brugmann.cl.
¿Cómo explicas la destrucción de monumentos y daño a la arquitectura? ¿Hay una falta de identidad de parte de algunos manifestantes? ¿Se justifica?
Creemos que actos de esta índole no pueden ser justificables. Podemos comprender el problema, entenderlo pero en ningún caso avalarlo. La destrucción de algunos monumentos se debe principalmente a una falta de identidad, un problema sistemático que se centra básicamente en la educación, que no ha dado el ancho en el otorgar las herramientas necesarias para conocer nuestra historia y patrimonio, algo fundamental que una sociedad pluricultural como la nuestra, requiere con urgencia.
Han habido voces que justifican estos hechos como una resignificación actual del patrimonio, una nueva mirada, desde la sociedad actual; una discusión absolutamente plausible, pero que debe llevarse a un ámbito formal donde la ciudadanía en general y actores culturales pertinentes lleguen a un consenso sobre qué elementos culturales nos representan a todos los chilenos.
Se ha dado mucho crédito a los grupos que han vandalizado arbitrariamente nuestros monumentos, personas que intentan imponer su pensamiento por sobre el de la mayoría. Por lo mismo, es relevante en momentos de efervescencia social, no tomar decisiones apresuradas, y generar instancias de diálogo y protección del poco patrimonio que nos va quedando.
Estamos viviendo una crisis, que sorprende a unos y era esperable para otros, ¿Cuánta desigualdad ves en la ciudad de Santiago?
La desigualdad en Santiago es algo innegable, lo vemos en la conformación misma de la ciudad, en el urbanismo, en la infraestructura. Pero no nos gustaría detenernos en cuantificar los elementos que constituyen esta desigualdad, si no que debemos mirar el futuro, e implementar medidas efectivas que disminuyan estas desigualdades. Mejorar el transporte, el acceso a la cultura, la educación, jardines públicos, etc. Poca gente se ha percatado de una iniciativa muy decidora por parte del Estado: la valiosa construcción de grandes parques parques urbanos en zonas vulnerables con la misma calidad e infraestructura que parques de sectores más acomodados. Como es el caso del parque Pierre Dubois en Pedro Aguirre Cerda o el mismo Parque de la Familia. ¿Por qué no inyectar recursos en las zonas más vulnerables y hacerlas igual de atractivas en términos de infraestructura pública que otras áreas de la capital? Es una tarea difícil, donde existen una infinidad de problemas gravísimos, pero debería ser hoy una prioridad social y cultural. Para esta época tan polarizada en opiniones y exigencias urgentes, el implementar nuevas áreas verdes puede resultar algo menor, pero el acceso a espacios de recreación y esparcimiento es vital para la calidad de vida y la salud mental de todos los chilenos, y merece ser tomada en cuenta.
¿Cuál es tu postura para superar esta crisis? ¿Qué es lo mejor que podemos hacer desde la cultura, el arte y quienes defienden la ciudad?
La verdad es que para nosotros como Brügmann es un momento difícil. Hace unas horas quemaron la casa Schneider en Av. Vicuña Mackenna, saquearon la parroquia de la Asunción, vandalizan monumentos, destruyen obras de arte, que para nosotros más allá de su simbolismo, representan el trabajo artístico, los anhelos, los sueños y la maestría de hombres y mujeres que nos precedieron.
Nosotros estamos en un punto medio, somos una especie de mediador cultural que se ha dedicado casi una década en rescatar nuestro patrimonio, investigarlo, redescubrirlo y hacerlo accesible a todos. Hemos implementado una infinidad de iniciativas culturales, la mayoría de las veces sin recibir incentivos económicos por hacerlo. Los mismos libros como La Ruta del Cité o La Ruta de los Palacios realizados junto al Ministerio de Cultura fueron entregados gratuitamente a miles de personas, con ese objetivo. Difundir nuestro patrimonio.
Y ahora, en el momento que estamos viviendo, donde el patrimonio está totalmente invisibilizado y vandalizado, nos lleva a pensar que todos estos años esforzándonos por entregar cultura a todas las personas, han sido en vano. El sentimiento que nos embarga es un fracaso.
Hola Amo Stgo.
Muy buena nota, sin embargo necesitan la opinión de un arqueólogo, ya que somos nosotros quienes legalmente (por ahora) somos garantes del resguardo efectivo de gran parte del patrimonio cultural de nuestro país.
Saludos.