Abr 23, 2014 | Crónicas urbanas |
* Por Rodrigo Miranda * Todo se sumía en la más completa oscuridad, el primer haz de luz del proyector emergía y en la pantalla, el rugido del león de la Metro Goldwyn Mayer. A fines de la década del 40, mi abuelo era el encargado de la caldera de los monumentales...