*Por Paula Bonnet
Son las diez y media de la mañana y comienza nuestra travesía por un nuevo Día del Patrimonio. Partimos en el Teatro Municipal con la invitación de Santiago Análogo (comunidad que reúne fotografías, datos y tips sobre la fotografía análoga en Chile y el mundo) y nos adentramos por una puerta alternativa al que es el principal escenario del país. No fuimos las únicas: a esa hora la fila daba la vuelta en calle Mac Iver y ya se registraban más de mil visitantes, aunque las puertas hubiesen sido abierto hace sólo sesenta minutos atrás.
Con las chicas de Santiago Análogo y algunos medios amigos, recorrimos los recovecos del teatro. Nos sentamos en las butacas, sacamos fotos y subimos a los palcos. Observamos el escenario de bosque encantado del Lago de los Cisnes y nos enteramos de algunos detalles del histórico lugar:
- Las únicas piezas originales del Teatro (inaugurado en 1857) son las musas que se encuentran en el foyer de calle Agustinas
- La última bajada de lámpara ce cristal de la Sala Principal fue en abril. Esta tarda una hora en tocar el piso y un día en ser limpiada completamente
- El palco presidencial no tiene la mejor vista, pero éste puede verse desde todos los ángulos de la gran sala
- Los que tienen mejor acústica son los palcos superiores
- Las butacas son de 1857, pero se renuevan constantemente en un taller dentro del teatro
- Ya no hay dress code para ingresar al recinto, es decir cada uno va vestido como mejor le parezca
Después de una caminata por otros espacios y de haber disfrutado de un coro de niños, hicimos una breve caminata al Museo Nacional de Bellas Artes. Fue bonito encontrar que el lugar estaba lleno: había filas de gente para ingresar a todas las salas y diversas actividades para todos los gustos. Lo que toma especial importancia considerando la restauración de la fachada, que podría hacernos pensar que el museo está cerrado.
Tras dar unas vueltas por el museo, cambiamos de aire y tomamos micro rumbo a Vitacura. Al avistar el Parque Bicentenario nos bajamos de la 502 para encontrarnos con una imagen que no se repetirá hasta el próximo Día del Patrimonio: decenas de personas esperando su turno por conocer el edificio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Cepal. La institución internacional abrió sus puertas por cuarta vez desde el año 2009, para que la gente disfrute de su arquitectura, su historia y su simbología. En total, más de dos mil personas ingresaron al emblemático espacio proyectado por el arquitecto Emilio Duhart.
Los recorridos por el edificio inaugurado en 1966 por el Presidente Eduardo Frei Montalva estuvieron liderados por funcionarios y arquitectos, lo que sumó una textura de profundidad a la experiencia. ¿La primera impresión? Los espacios verdes, todos representando diversos territorios de América Latina, desde el desierto a la selva.
Caminamos por salas de diferentes usos y características y por el espiral que nos llevó a la azotea, pero lo que nos impactó fue la carga de significado de cada espacio, decoración y detalle. “Reúne una simbología de lo que es la historia de América Latina en proporciones y en diseño”, nos contó el arquitecto-guía Andrés Venegas.
Lo bueno del día del patrimonio es poder por fin entender, conocer y apreciar los edificios que nos rodean. Y este año no fue la excepción.