En la reinaugurada Plaza Montt – Varas hay una tranquilidad que no parece del centro de Santiago. Después de más tres años de trabajos, los que fueran estacionamientos en superficie y una ruidosa calle Compañía dieron paso a un lugar que recuperó el ritmo a escala humana.

Crédito foto: PLAN Arquitectos a cargo de los trabajos. Fotografía Álvaro Barrios, junio 2014.

Se niveló la calzada adoquinada con la vereda, lo que transformó el área de 3.300 metros cuadrados en un gran paseo de contemplación y descanso, que nos permite reconectarnos con los edificios patrimoniales del entorno.

Hoy el sonido protagonista son los pasos y los murmullos de las personas y de fondo, el agua que burbujea de los espejos líquidos instalados a ras de suelo.

En la superficie libre nos encontramos con bancas de hormigón perfectamente pulidas, colchones de pasto, jardineras con flores y 20 postes de luces LED de bajo consumo de energía.

En el centro de la explanada se reubicó el restaurado monumento del Montt – Varas, estatua encargada hace más de 110 años al escultor italiano Ernesto Biondi y elaborada por la fundición Nelli de Roma. Es precisamente esta la que da nombre a toda la plaza y que representa al que fuera el Presidente Manuel Montt y a su ministro de Interior, Antonio Varas, ambos abogados, amigos y unidos por la cultura cívica de un Chile del siglo XIX.

Monumento Montt-Varas from PLAN Arquitectos on Vimeo.

Rodeados de patrimonio

La Plaza Montt – Varas está llena de historia. En 1593 era conocida como la plazuela de la compañía, porque donde están los jardines del ex Congreso se encontraba la iglesia más importante de los jesuítas, de ahí el nombre de la calle, por Compañía de Jesús (el templo fue demolido tras el trágico incendio de 1863).

En 1820, durante el gobierno de Bernardo O’Higgins el espacio estaba rodeado de edificios de importancia: la iglesia mencionada en el lado norte, la Aduana por el lado oriente y el primer teatro permanente de Chile, el Teatro Arteaga, por el poniente.

En el costado sur, en los terrenos donde hoy se emplaza el Palacio de Tribunales estaba el edificio del Tribunal del Consulado, donde se celebró el primer Cabildo Abierto del 18 de septiembre de 1810. La estructura fue posteriormente sede del Congreso Nacional (1829-1877) y de la Biblioteca Nacional (1878-1905). Tras su demolición, el lugar acogió a los Tribunales, una de las primeras obras fiscales construidas en hormigón armado. El diseño del arquitecto francés Emilio Doyére, fue construido en dos etapas entre 1905 y 1930 por la Inspección de Arquitectura del Ministerio de Industrias y Obras Públicas.

Sin embargo, más antiguo que los Tribunales son el ex Congreso que ocupa el costado norte de la plaza y que fue inaugurado en 1876 y más aún, el Museo Precolombino, la ex Aduana de 1807.

El inmueble, de cuatro fachadas de doble altura, fue sede del Senado y la Cámara de Diputados hasta el golpe militar de 1973, siendo hoy Biblioteca y sede en Santiago del Poder Legislativo.

La ex Aduana fue construida por el ingeniero militar José María de Atero en base a diseños de Joaquín Toesca (el mismo arquitecto del Palacio de La Moneda y la Catedral), albergando después a la Biblioteca Nacional, a los Tribunales de Justicia y tras un incendio y posterior restauración, desde 1981, al Museo Chileno de Arte Precolombino.

En el poniente, queda la fachada del antiguo Palacio Larraín Zañartu construido en 1892, que fue sede del diario El Mercurio, y del cual se mantiene su fachada, puerta de entrada para el centro comercial Espacio M y un edificio de oficinas.

Como ven una plaza cargada de historia, inmersa en el corazón cívico de la ciudad que podemos admirar de forma resposada, imaginando cómo eran los silencios, los pasos y el modo de transportarse de todos los que estuvieron antes que nosotros.