Un misterioso cementerio de piedras y el mito de que el mismo Diablo perdió el poncho entre sus cerros, son parte de las historias de Alhué. Comuna huasa del sur de la Región Metropolitana que se encuentra a 150 kilómetros de Santiago.

Perteneciente a la provincia de Melipilla, se ubica en un valle entre el cordón de Alto de Cantillana y la Cordillera de la Costa, en donde viven 6.444 personas. De sus laderas se extrae oro, plata y zinc, minerales que atrajo a Inés de Suárez y Rodrigo de Quiroga en tiempos de la conquista española y que hoy son extraídos por la minera canadiense Florida Yamana Gold, la principal fuente de trabajo para los alhuínos según datos de la Oficina Municipal de Intermediación Laboral. Sin embargo, la producción de miel es también otra de las principales actividades económicas importantes. De hecho Alhué es la única comuna del país que cuenta con el certificado de marca colectiva de miel, el cual fue entregado por Inapi a la Asociación de Apicultores “Mieles Altos de Cantillana”.

El nombre de esta agrupación se debe a Altos de Cantillanca, un macizo cordillerano que se extiende a las comunas de San Pedro, Melipilla, Isla de Maipo y Paine. Aquí es posible encontrar bosques de roble, peumo y boldos, y en su ascenso, contemplar tanto la cordillera de Los Andes como la de la costa.

Trilla a yegua suelta en la localidad de Pichi. Foto Museo Comunitario de Alhué.

Otro de los atractivos naturales de la comuna es el reciente Santuario de la Naturaleza de San Juan de Piche y la Reserva Nacional Roblería del Cobre de Loncha. Belleza entre cerros que habla de un paisaje campestre y lleno de tradiciones. En Alhué se realizan trillas de trigo a yegua suelta, quema de Judas y la Fiesta de Cuasimodo. Pero son las historias ligadas al Diablo las que provocan mayor curiosidad. El mito dice que fue aquí donde nació Lucifer. Ya lo decía Oreste Plath  el  los nativos que se vieron enfrentados al poderío español se defendieron con toda serie de ritos e invocaciones al maligno, que habrían terminado con conquistadores desparecidos o muertos, y otros que aparecían con el corazón perforado y sin una gota de sangre. 

Justo Abel Rosales escribió el libro Los amores del Diablo en Alhué en 1895, en donde basado en un hecho real de un padre acusado de violación a su hija, creó el personaje de un demonio que en la novela toma el aspecto del progenitor para abusar de sus cuatro hijas. 

Contemporáneos a estos relatos, son los monumentos nacionales con los que cuenta la comuna. Hablamos de la Parroquia de San Jerónimo de la Sierra de Alhué, terminada de construir en 1764 y que cuenta cimientos de piedra bolón, muros de adobe, techumbre de madera y tejas de arcilla. Y la hacienda de Alhué, que formó parte del territorio que Pedro de Valdivia entregó a Inés de Suarez al pasarles las tierras y que luego fue propiedad también de Mateo de Toro y Zambrano. Según describe el Consejo de Monumentos, la vivienda de adobe presenta una disposición arquitectónica de casa patronal con patio central y cinco centenarias palmas chilenas, además de un pequeño refugio para terremotos en su interior. Ambas construcciones han sufrido daños durante los terremotos, pero siguen en pie.

Iglesia San Jerónimo de Alhué, Monumento Nacional desde 1974. Foto de Susana Rodríguez.
Iglesia San Jerónimo de Alhué, Monumento Nacional desde 1974. Foto de Susana Rodríguez.
Cementerio de piedras o El Piedrero, Talamí. Se desconoce el origen de este misterioso cúmulo de rocas pero existen varios mitos ligados al mismo Diablo.

Más info:

https://www.youtube.com/watch?v=tZA3bhyiDv0
Documental Alhué un tesoro de miel – Fundación Superación de la Pobreza, Servicio País.
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