Y así no más es.
Tomar un avión, cruzar la cordillera y estar en la linda ciudad de Buenos Aires. Ahí con mi amiga y anfitriona de Amo Baires paseamos, comimos y disfrutamos de hermosos rincones de la capital y sus alrededores.
Vitrineamos en las clásicas librerías de Corrientes y en Ateneo, en el Barrio Chino, en Once y en las tiendas de diseño de Palermo. Estuvimos en el Cementerio de La Recoleta (donde está la tumba de Evita) y en el Palais de Glace. Y también tomamos un tren hasta Tigre, a unos 40 minutos de Buenos Aires donde junto a todo tipo de embarcaciones y un río enorme, puedes visitar un par de boulevares con talleres de artistas, galerías y restoranes.
Sin embargo, lo mejor: caminar bajo los árboles añosos del Jardín Botánico, con su afrancesado invernadero lleno de plantas, y por supuesto nuestro transitorio regalo al parque. con cita de Bolaño incluida. He aquí el resultado: