Antonio Acevedo Hernández, uno de los  dramaturgos más importantes del país y de Latinoamérica, escribió hace exactamente 100 años, la que fuera su primera obra: Almas Perdidas. Una comedia en tres actos, parte de los clásicos del teatro nacional, y que por estos días se presenta en Matucana 100 de la mano de la compañía La Dramática Nacional.

Bajo la dirección de  Nelda Muray Prado, Carola Rebolledo y Carolina Araya (que también son parte del elenco), la historia transcurre en un conventillo donde conviven hombres y mujeres unidos en la marginalidad y la pobreza. Es 1923, y Chile vive en medio de una depresión económica, que distancia aún más los extremos de ricos y pobres.

Si bien los ensayos duraron cinco meses, el trabajo de previo de la compañía es de más de cuatro años,  con asesorías de Gabriel Salazar en Historia Social y Osvaldo Cádiz en folclor.

Son 20 actores en escena, entre los que destacan Hugo Medina, Francisco Puelles, Agustín Moya, Jorge Rodríguez, Íñigo Urrutia, Paola Lucero y Katherine Campos, que nos invitan a revivir un Santiago de comienzos del siglo XX en donde ¨el pobre¨ simplemente no tenía ni la más remota posibilidad de cambiar su destino.

Fuimos al estreno y conversamos con Nelda sobre como el tiempo pasa y las historias se repiten.

¿Esta obra se enmarca en el trabajo de los clásicos del teatro, por qué la eligieron y cómo crees que se inserta con el Chile de hoy?
El gran tema de Antonio Acevedo es el contenido social -en gran medida autobiográfico- y se vuelve precursor de instalar al pueblo como protagonista. Ese contenido social trasciende el tiempo y es efectivamente eso lo que lo vuelve un «clásico». Chile vive una historia circular en la lucha por los derechos de los trabajadores, por ende a pesar de que las obras de Acevedo estén escritas hace cien años atrás, sólo cambia el paisaje aparente ya que el trasfondo es el mismo. La elección de esta obra es porque, junto a La Dramática Nacional, realizamos una trilogía de obras (esta es la tercera) donde ubicamos a los trabajadores que forjan el destino de los chilenos: «mineros (Chañarcillo), campesinos (La Canción Rota) y obreros (Almas Perdidas)». En este caso es «la ciudad» el panorama que alberga a los trabajadores de fábricas urbanas que se desempeñan en condiciones muy precarias y por eso llevan una lucha sindical. Creo que la obra cobra relevancia por el profundo sentido social vigente y no es difícil generar empatía en el espectador ya que el enlace con la realidad actual es evidente.

¿Cómo se vincula Almas Perdidas con la territorialidad, con el Santiago marginal? 
Almas Perdidas sucede en un conventillo que fue un tipo de vivienda social instalado en Latinoamérica por los latifundistas que estaban en descenso en cuanto a los recursos económicos y construyen (con el fin de arrendar) una suerte de patio rodeado por habitaciones muy pequeñas y para familias completas en condiciones deplorables, solo un porcentaje mínimo contaba con agua, no tenían baños, ni luz, ni ventanas y había una acequia que corría en medio del patio, en el mismo sector donde jugaban los niños. Las condiciones de vida eran infrahumanas, la enfermedad y la muerte ocurría todos los días. Estos lugares primero se emplazaron en «la chimba» (al otro lado del río Mapocho) y luego hacia el barrio Yungay, solo por mencionar algunos. La realidad del conventillo es inimaginable y de una tristeza profunda. Si bien los conventillos se erradicaron gracias a políticas de higiene y huelgas de arrendatarios, la vivienda social fue transformándose: «las poblaciones callampa», «campamentos», «blocks» y actualmente la vergonzosa situación en la que viven los inmigrantes. Muchos creen que los conventillos son lo mismo que los llamados cité, en muchas ocasiones el cité fue un conventillo rearmado, pero que tiene condiciones de vida decentes.

¿Los pobres de antes son los mismos que hoy?
Creo que los pobres son pobres. Cambian las circunstancias, los años, las modas, aparecen enfermedades, se erradican otras, pero el pobre, el marginal seguirá estando «al margen» de los demás. Lamento ver que hoy en día hay seres humanos que viven en condiciones comparables a los conventillos, viviendo en la tierra, al borde del río, sin alimento, sin abrigo y ante la indiferencia de todos nosotros, o peor aún «mezclados» con nosotros en sus campamentos afuera de los hospitales o en algunos recovecos de la ciudad. Hay mucho por hacer.

  • Dónde: Teatro principal Centro Cultural Matucana 100, Avenida Matucana 100
  • Cuándo: Del 26 de octubre al 19 de noviembre, de jueves a sábado a las 20.30 horas y domingo a las 19.30 horas
  • Cuánto: $6.000 general, $3.000 estudiantes y tercera edad, $2.000 jueves popular
  • Duración: 100 minutos
  • Para mayores de 14 años
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ALMAS PERDIDAS

Director ejecutivo: Hugo Medina

Co-directoras: Nelda Muray, Carolina Rebolledo, Carolina Araya

Productora: Alejandra Pérez

Elenco: Agustín Moya, Jorge Rodríguez, Iñigo Urrutia, Giordano Rossi, Francisco Puelles, Paola Lucero, Katherine Campos, Emilio Sepúlveda, Roberto Vallejos, Francisco Cuevas, César Ramírez, Pablo San Martín, Leonardo De Luca Navarro, Carmen Demarta, Javier Araya, Nelda Muray Prado, Carolina Araya, Carola Rebolledo, Alejandra Pérez, Hugo Medina.

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