*Por Claudia Araneda

Sólo a los adultos nos cabe en la cabeza pensar que si le decimos a nuestros hijos que si hablan con la boca llena les saldrá una ballena, dejarán de hacerlo. Nada más lejos de lo disuasivo, la verdad es que en el caso de los míos, ha ocurrido exactamente lo contrario. La niña y niño investigador que llevan dentro los empuja a intentarlo una y otra vez… y otra y otra y otra. A estas alturas no hay algo que quieran más en sus vidas que ver salir una ballena de su propia boca.

La juguetona habilidad de salir de las bocas de las personas ha puesto a las ballenas en el lugar número uno de sus animales favoritos y todo lo que se relacione con ellas es hit asegurado. Si pudieran tapizar la casa con cetáceos lo harían sin dudarlo.

Cuando se me cruzó la publicidad de la exposición Ballenas, Voces del Mar, me pareció muy impactante, muy hermosa y lo primero que pensé: “Tenemos que ir, quedarán atónitos”. Así que el sábado partimos tempranito, porque además antes del mediodía la entrada es liberada y no hay nada que llene más mi corazón de mamá que las actividades gratuitas, me dejan una sensación triunfante como de medalla de oro en los juegos Olímpicos. ¿No les pasa lo mismo?.

La salida fue todo un misterio, no les dijimos absolutamente ninguna palabra de lo que verían y el camino desde nuestra casa al Centro Cultural Palacio de la Moneda fue soñado, absolutamente en silencio, sin ni una sola pregunta tipo: “¿falta mucho?”, “¿cuando vamos a llegar?”, “¿porqué nos demoramos tanto?”. En cambio un silencio total y caras de pregunta.

Después de un rato, ya casi llegando, les interrumpimos el trance de la curiosidad con un cantito improvisado: “¿qué será, qué será, qué será”?. Y como mis hijos prenden con agua, agarraron papa y gritaban: “¿qué será, qué será, qué será”?, pero en MAYUSCULA. Una vez allí no paraban de gritarlo y tuvimos que entrar corriendo (parecíamos un poco desquiciados) porque la intriga ya era mucha y yo no dejaba pensar: Se nos fue de las manos, ¿Habremos levantado mucho las expectativas?.

Afortunadamente, después de una pequeñita cola entramos y las expectativas se cumplieron. Entraron en el trance de la sorpresa, de preguntarse “qué es esto que estoy viendo”. Eso llenó mi corazón más que la gratuidad del evento.

La exposición despliega 200 piezas que construyen el imaginario marítimo a través de los ojos del arte, la historia, la cartografía, la ciencia, la industria y el impacto medioambiental. Elaborada con el necesario propósito de levantar y transmitir en valor de nuestro mar como patrimonio natural y cultural.

Un precioso mensaje para nuestros hijos, que agradecen con sencillos gestos. Cuando entramos a la sala cuya principal atracción es una pantalla enorme – una especie de ventana al océano para espiar a las ballenas en su hábitat – Lola, mi hija de tres años, no quería moverse ahí. Se quedó sentadita frente a esa imagen escuchando las voces de estas gigantes y se podía ver un solo resultado en su carita: Asombro puro.

Eso me hizo reflexionar sobre lo poco que nos sorprendemos los adultos y lo rica que es esta edad en la que los niños se van encontrando casi a diario con cosas que sobrepasan sus expectativas, que superan su conocimiento y los entusiasma a tal punto que se traduce fisicamente. ¿Han pensado ustedes cuando fue la última vez?, La última vez que algo los asombró tanto que se quedaron con la abierta, pero abierta de verdad. O impedidos de pestañear o con el cuerpo paralizado con la atención completamente secuestrada. Yo no lo recuerdo, y cuando veo a mis niños en ese estado me da felicidad infinita, pienso en las miles de cosas que están ocurriendo dentro de esas cabecitas fascinadas y ruego porque esta virtud los acompañe cuánto más sea posible.

La exposición Ballenas, Voces del Mar estará hasta el 13 de noviembre. Por favor, no esperen hasta el 12 para ir. Vayan hoy mismo, repítanselo si quieren y dense un tiempecito para que sus niños disfruten en el espacio activo donde pueden traducir de diversas maneras lo que les resonó de está vivencia que tiene como protagonista a la ballena, pero que invita a pensar sobre su historia, su relación con los pueblos originarios, su importancia para exploradores y naturistas y la tremenda relevancia de la conservación de especies y ecosistemas marinos.

Coordenadas para que no se lo pierda:

  • Cuándo: Desde el 8 de agosto hasta el 13 de noviembre de 2018. Lunes a domingo | 9:00 a 19:30 horas (horario cierre de salas)
  • Dónde: Centro Cultural Palacio de la Moneda. Plaza de la Ciudadanía 26, Santiago. Metro La Moneda. Salas de exposición: Andes y Pacífico | Nivel -3
  • Cuánto: Entrada general $3000, estudiantes, tercera edad y convenios  $1500. Ojo: Gratis todos los días hasta 12:00 horas
  • Descarga el librillo explicativo del CCPLM

 

X