Ubicada en lo más alto del Cerro San Cristóbal, la Virgen del Santuario Inmaculada Concepción se ha convertido en un ícono indiscutible de nuestro Santiago. Y hoy 8 de diciembre, en el mismo día que los católicos la celebran, se cumplen 112 años del día en que se puso la primera piedra que daría vida al actual santuario, inaugurado oficialmente el 26 de abril de 1908.
Crédito de foto: Universidad de Chile vía www.educarchile.cl
Pero ¿cómo partió su historia? Resulta que al acercarse la conmemoración del quincuagésimo aniversario de la definición del dogma de la Inmaculada Concepción, el presbítero Alejo Infante sugirió al arzobispado de Santiago dar a la ciudad una imagen de la virgen, de gran envergadura y en donde todos pudieran verla. Un espacio capaz de albergar a una multitud digna de dicha celebración que en ese entonces no tenía un lugar único para peregrinar.
Fue así, que aceptada la propuesta se iniciaron las gestiones para hacer realidad la obra. Escogido el terreno, la Recoleta Dominica y las Hermanas Carmelitas de Santa Teresa, conocidas en la época como las Monjas Teresianas, donaron el terreno al Arzobispado de Santiago.
Luego vino la decisión de qué imagen utilizar. Ante la falta de modelos originales de la Virgen Inmaculada en los talleres de escultores, se optó por reproducir una imagen ya existente, en este caso la llamada “Virgen de Roma”, obra de Giuseppe Obici y que fue proyectada por el arquitecto Luigi Poletti.
Paralelamente, se estableció un plan para construir un camino a la cumbre del cerro, que reemplazara el pequeño sendero existente y soportara tanto el transporte del monumento como el peregrinaje de los fieles. Por aquí se subieron los 42 cajones portadores de las piezas fundidas en la Val d’ Osne de París y que tuvieron un costo de 22 mil francos de la época (unos 350 mil millones de pesos de hoy). En total 46 toneladas que darían forma a la imagen de 14 metros, que se instalaría sobre una capilla-pedestal de fierro de otros 10 metros.
Todo un emblema de nuestra capital que nos mira día y noche con los brazos abiertos.
Más info: www.santuariocerrosancristobal.cl
Crédito de foto: Odber Heffer parte del Archivo del Centro Nacional del Patrimonio Fotográfico de la Universidad Diego Portales (Cenfoto UDP).
Madre Celestial tomame en tus brazos y llevame al cielo junto a Jesus.
Recirdando a mi amigo Carlos Westeneck, (quien murió antes de ayer sorpresivamente de un infarto mientras andaba en bicicleta). Él me contó una vez que fue su abuelo, un ingeniero holandés, el encargado de cumplir la misión de subir la escultura de la Virgen a la cima del cerro, recontruirla e realizar la instalación y que fue una tarea difícil porque sólo la mano de la escultura pesaba como una tonelada y tuvieron que subirla en carretas tiradas por caballos. Ya que él cumplío tan esfirzada labor, agradecería que lo mencionaran para que sea parte de esta historia de la Virgen del Cerro San Cristóbal, un símbolo de nuestra ciudad.