Quisimos hacerle un regalo de cumpleaños a Santiago y lo hicimos. En la Plaza de Armas, lugar en donde hace 475 años se trazó la capital de Chile, declaramos públicamente nuestro amor por la ciudad, convocando a la gente a formar un gran corazón.

En menos de una semana dimos vida a nuestra primera intervención urbana. Amigos incondicionales, apoyos imprevistos y la magia que rodea a Amo Santiago (que les recordamos es una comunidad y plataforma web en vías de financiamiento) se unieron de manera sincrónica para convertir idea en realidad. Los permisos de la Municipalidad salieron rápido, tuvimos gráfica y video para promoción en apenas unas horas, con algo de recursos mandamos a imprimir stickers, compramos globos, enviamos comunicados, difundimos en redes sociales, nos conseguimos un megáfono y listo.

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Crédito de foto: Alexander Infante

El viernes 12 de febrero amanecimos emocionados. En la ciudad comenzaron a sucederse una a una las actividades de la programación de las celebraciones y entre ellas la nuestra.

A las cinco de la tarde llegamos a la Plaza de Armas. Empezamos a marcar el corazón en el suelo y comenzó a operar la maravilla de esta ciudad. Marjorie, quien venía a participar de la intervención, nos preguntó ¿te ayudo? Y ahí estuvo con cuerda y masking tape siendo parte del equipo que demarcó el corazón y luego sosteniendo los 100 globos para repartirlos a la gente.

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El amigo de un amigo, Gonzalo, un uruguayo de visita por estos días, le contamos dos frases sobre la historia de la fundación de Santiago y se puso a repartir stickers. “Uno de las personas me preguntó sobre porque la Plaza de Armas se llamaba así, Plaza de Armas, y le dije que era porque cuando se fundó la ciudad se estableció aquí el lugar donde se guardaban las armas. También pude hablarle sobre el evento a una familia argentina” nos comentó feliz de haber participado.

Dos hermanos se acercaron temprano y esperaron por más de una hora para tener sus globos y ser parte de la línea demarcatoria del corazón. “Le prometo que los vamos a cuidar”, dijeron contentos cuando les pasamos los globos.

Sin embargo, la emoción mayor vino cuando completamos lo más que pudimos nuestro corazón e hicimos una cuenta regresiva para la foto final. Alegría contagiosa en el 10, 9, 8… sonrisas y felicidad que pudimos ver desde arriba.

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Una señora agradecida se nos acercó después para contarnos que nunca en su vida había tenido un globo con helio en sus manos. Y que siempre había querido. “Fue una felicidad tremenda tener uno y ver como se fue volando por el cielo”, dijo emocionada.

Y bueno, de esto es lo que hablamos cuando amamos Santiago. Cuando logramos conectarnos y crear emoción entre personas, y entre personas con su territorio.

Estamos seguros que vendrán más apoyos, más personas y más amor para Santiago. Porque queremos corazones cada vez más grandes y más llenitos de gente.

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Gracias a todos los que nos acompañaron ese día, especialmente a:

Hernán González, trabajador hace 15 años en la Catedral Metropolitana, que amablemente nos prestó una escalera y nos permitió subir a los miradores a tomar las fotos.

Sari Santiaguina, dedicada a realizar tour patrimoniales, llevó su megáfono y nos ayudó a convocar a las personas a formar el corazón.

José Luis Gacitúa, amigo y con quien compartimos la producción del festival de intervenciones urbanas 100 en 1 día Santiago, que lideró el marcado del corazón y no ayudó a convocar a la gente a participar

Alexander Infante, amigo y fotógrafo encargado del registro

Fabiola, también colaborada del registro

Marjorie Salgado, voluntaria in situ

Elizabeth Harries, Pamela Torres, Maca Cabrera, Verónica Cortés, Carlos Cabrera, por estar ahí siempre, incondicionales

#amosantiago

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Crédito de foto: Alexander Infante

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