Ocho de la mañana y ya estamos en la calle. Acarreando mesas, luces, afiches, permisos, mapas y poleras. Es 21 de noviembre de 2015 y somos, esta vez, 10 amigos organizando 100 en 1 día Santiago, el festival de intervenciones urbanas en donde el ciudadano es el único protagonista.

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La fiesta está por comenzar y en los alrededores del Museo Nacional de Bellas Artes se asoman los primeros libros de Biblioteca Libre, que más tarde instalarán una casa hecha de estantes con miles de textos. Unos metros más allá se preparan las figuras geométricas doradas de Evolución Pentagónica y por el lado del Museo de Arte Contemporáneo, las olas de botellas de Mar de plástico y las pelotas que darán forma a una cadena de ADN.

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La Fuente Neptuno y otras estatuas del cerro y del Forestal amanecen con flores en la cabeza, producto de la intervención de Hombre Flor, y en Villavicencio con Estados Unidos, Itrofil Mogen, destaca con un hermoso mural de iconografía mapuche.

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Son casi 100 intervenciones sucediéndose una a una en el barrio Lastarria Bellas Artes. Ideas simples y complejas, todas juntas un mismo día y para todos los gustos.

Desde los árboles de Plántate al lado de los anticuarios de Plaza Mulato Gil y el nuevo jardín de rosas en calle Rosal, hasta un desayuno y un juego de piratas en el cerro Santa Lucía (con trajes, espadas y búsqueda del tesoro incluidos).

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De la tocata del grupo Sargento Merquén en la terraza Caupolicán, el concierto con fiesta del té en el Jardín Japonés del mismo Santa Lucía, el acústico de Lourdes Liss y la experimentación sonora de Ludofonía, que invitaba a que la gente a llegar con su instrumento y tocar improvisadamente.

De procesiones varias de selk’nam y personajes del carnaval andino del Colectivo Conejo, la de zanquistas, la de seres de fibra vegetal llamando a conectarnos con la naturaleza y la de una pareja con trajes forrados en preservativos.

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Crédito de foto: Miguel Inostroza / Walking Stgo

De un show de magia y armaduras de cartón para niños.

De juegos de pillarse, saltar la cuerda en el parque, de twister y jugar al luche frente al GAM y de escalar un muro en Pasarelas Verdes.

De cruzar el río Mapocho en una cuerda de slackline a la altura del Teatro del Puente.

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De dibujar al que tienes al frente y dejar que te dibujen, de llevar la foto de tu gato y que te la pinten en acuarela.

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De una bicicleta llevando el esqueleto de un auto para evidenciar el espacio que ocupan los cuatro ruedas.

De meditar, hacer yoga, mandalas y escribir deseos para el mundo en rucas de colores en el Parque Forestal.

De flores de papel de diario a la salida del metro de la Católica y la estructura de troncos protegiendo a un árbol.

De hacerse un retrato fotográfico profesional, de tomarse una con una máscara de los monitos de wassup, o de llevar una foto y tomar otra en la exposición de Instameet Chile.

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De disfrutar del picnic de café Berlín y el malón del Club Social y Deportivo Unión San Gil.

De desnudarse en una caja, de meterse en una estructura para no escuchar nada y viajar al interior, de contar tus historias y de sentarse frente a un desconocido para sostener la mirada.

De leer y escribir una carta de amor, de sorprenderte con un cartero que tenga una para tí, de escribir a alguien que admires y que te “obliguen” a leérsela a ese alguien por teléfono.

De basureros con caritas rogando para que los usen, de árboles con ojos y caras felices o tristes dependiendo de su estado de ánimo.

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De quemar lo que quieras quemar en un papel frente a la Primera Compañía de Bomberos.

De una microprotestas de muñecos de plástico y de ponerte una banda presidencial y dar un discurso.

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Crédito de foto: Miguel Inostroza / Walking Stgo

De reflexionar con nuestro mapa de Santiago con las comunas patas arriba.

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De una milonga en la calle y una danza por la memoria.

De cuentos al anochecer con paraguas iluminados y proyecciones de luces y formas, y un colchón de guantes que brillan en la oscuridad.

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Crédito de foto: Miguel Inostroza / Walking Stgo

De esto y más tuvo 100 en 1 día Santiago. Experiencias que nacen y mueren en horas, pero que inflan el corazón.

Si lo viviste compártenos tu opinión y si te lo perdiste, no lo dejes pasar el 2016.

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