*Por Diego Escobedo

Son varias las películas norteamericanas donde la ciudad no es sólo una escenografía de fondo, sino un personaje más de la trama: Ciudad Gótica en Joker, Nueva York en el Gran Gatsby o Paris en Ratatouille, entre otras. En todas estas, la ciudad tiene su propia personalidad, e influye directamente en la acción de sus personajes/ciudadanos.

Antiguamente, el cine chileno había sido reacio a aprovechar los espacios urbanos de la capital en sus películas. No obstante, desde principios de 2000 se han producido interesantes trabajos donde los cineastas descubren y redescubren a Santiago, con todo su patrimonio, luces y sombras.

En Amo Santiago, te presentamos un listado donde te invitamos a conocer y recorrer la ciudad desde la comodidad de tu hogar en este Día del Cine Chileno. Que la cuarentena no sea un obstáculo para disfrutar de nuestra capital (Revisa la cartelera de Ondamedia.cl).

Las Hormigas Asesinas (2004)
Este corto fue escrito y dirigido por el autor Alberto Fuguet, y fue el pie de inicio para su futura película Se Arrienda. Se ambienta en un futuro apocalíptico, donde una plaga de hormigas asesinas ha obligado a evacuar la ciudad. El protagonista (Benjamín Vicuña), recorre melancólico y solitario las calles de una ciudad vacía  y en blanco y negro. Esto nos lleva a una poética fotografía, donde apreciamos emblemáticas postales como el Paso Phillips, la Catedral Metropolitana o la calle Monjitas completamente vacías.

 

Y las vacas vuelan (2004)
Película experimental y ópera prima del director Fernando Lavanderos. La cinta sigue las andanzas de Kai (Magnus Errboe), un danés que se encuentra produciendo un cortometraje. Tras reclutar una actriz protagonista (María Paz Ercilla), comienzan a filmar en distintos lugares de Santiago, como la Plaza de Armas, el Parque Forestal y la Iglesia de los Sacramentinos, buscando entender cómo son los chilenos, intercalando la narración con las reflexiones en danés de Kai. Un final en el cerro San Cristóbal y un giro inesperado, delinean una película inteligente y divertida, que bien podría ser un comercial de Santiago Turistik para los clientes daneses.

 

Play (2005)
Cristina (Viviana Herrera) es una joven mapuche que ha migrado a Santiago para trabajar cuidando a un anciano extranjero en sus últimos días de vida. La joven tiene un olfato muy desarrollado: cada vez que conoce a alguien nuevo lo huele, y expresa “tu hueles como todos aquí, como a Santiago”. Cuando sus nuevos amigos le preguntan por qué no extraña su ciudad natal, ella sostiene que tras un tiempo, la lluvia y el olor a smog y madera húmeda llegan a hartar a cualquiera. En la capital, en cambio, tiene un mundo por descubrir.

Con sus audífonos puestos y arriba de un bus, Cristina recorrerá las calles del Gran Santiago, pasando por lugares como los Juegos Diana y el Teatro Municipal. Entre medio, seguirá silenciosamente, como un fantasma, a Tristán (Andrés Ulloa), un arquitecto separado y deprimido, a quien deberá auxiliar una vez que toque fondo. El título “Play” no sólo alude al botón de reproducción de música, también es un juego de palabras en inglés, donde todos jugamos a ser alguien más. Lo que vuelve al film dirigido por Alicia Scherson “una fábula urbana que busca las claves que nos hacen respirar sobre una ciudad que se niega a sí misma y se esconde en universos pequeños”, según consigna cinechile.cl.

 

Se arrienda (2005)
Nuevamente Alberto Fuguet, director de esta cinta coescrita con Francisco Ortega. La trama sigue al estudiante de música Gastón Fernández (Luciano Cruz-Coke), quien sueña con ser un músico exitoso. Sus amigos de universidad le presentan su primer gran proyecto: grabar una película titulada Las Hormigas Asesinas (escenas de este corto se entrelazarán con la trama del film), donde Gastón pondrá la banda sonora. Han pasado quince años, y el film se ha convertido en una película de culto en Polonia, siendo éste el mayor y único logro en la vida de Gastón, quien ha estado estudiando y trabajando en un café en Nueva York los últimos años.

Vuelve a Chile para la muerte de su madre y, asumiendo que su carrera como músico es un fracaso, accede a trabajar como corredor de propiedades en la inmobiliaria de su padre. Esto lo llevará a reencontrarse con sus antiguos amigos, como Julián (Felipe Braun), un exitoso productor de música, y otras que han tenido peor suerte que Gastón. Por su trabajo recorrerá distintos departamentos de la ciudad, y conocerá a distintos clientes (cada uno un personaje con mucho que contar). De este modo, se aprecia como el protagonista de Las Hormigas Asesinas y el de Se Arrienda son el mismo personaje: ambos recorren melancólicos y dubitativos esta ciudad. En este último caso, pasando por lugares como el Museo Histórico Natural y el Cerro San Cristóbal.

Quizás lo más notable de este film, es que Fuguet hace un discreto homenaje a Luciano Kulczewski. Los protagonistas visitan el San Cristóbal y pasan por los restos de la Casa de las Arañas, también se puede ver el hotel Luciano K, y una paleta publicitaria donde se anuncia una exposición en el Museo de Bellas Artes dedicada a su obra. Adicionalmente, tenían también contemplado grabar una escena en la población Virginia Opazo, pero debido al ruido de la Alameda, donde habían obras de construcción, decidieron eliminarla del guión. Poco después de la película, Fuguet publicó el libro Santiago Kul, a modo de homenaje con ocasión de los 40 años de la muerte del arquitecto.

 

Mirageman (2007)
Nuestro primer super héroe made in Chile. Marko Zaror se pone en la piel de Marco Gutiérrez, un solitario guarda de seguridad, quien trabaja durante la noche en un stripclub y durante el día entrena como loco en artes marciales. Su rutina vive un vuelco cuando frustra un asalto y le salva la vida a una conocida periodista (María Elena Sweet). La prensa lo convierte en un superhéroe, y al ver que esto inspira a su hermano (Ariel Mateluna), encerrado en un hospital siquiátrico, decide confeccionarse un traje y salir a combatir el crimen en las calles de Santiago.

Dirigida por Ernesto Díaz, el único cineasta dedicado al cine de artes marciales en Chile, esta película convierte a Santiago en el escenario perfecto para una pelea de karatecas. Ya sea el Paseo Ahumada, en las Torres de Bilbao, en el callejón Jorge Hunneus, o desde la cima de un edificio, nada escapa al ojo vigilante de  este justiciero. Que la película se haya grabado justo a mitad de la transición entre las micros amarillas y el Transantiago le da un toque vintage inconfundible.

 

Qué pena tu vida (2010)
Artífice de distintos blockusters, Nicolás López ha buscado siempre en sus películas mostrar una ciudad amigable, seleccionando para ello las mejores locaciones y postales que ofrece la capital. Su primera película de una serie de éxitos de taquilla fue Qué pena tu vida, la cual giró en torno a una explícita metáfora: en la primera escena, vemos algunos planos de Santiago, y luego al protagonista, Javier (Ariel Levy),  tener el siguiente diálogo con Sofía (Lucy Cominnety), la chica con la que está saliendo y más adelante su novia, ambos parados junto al río Mapocho:

«Odio la gente que dice que Santiago es una mierda», exclama Javier.

«No es tan raro que digan eso, de partida lo cruza un río lleno de caca», afirma Sofía.

«Bueno, pero Nueva York tiene ratones en el Metro, y todo el mundo lo encuentra lo más cool que hay. París está pasado a meado… y todo el mundo la encuentra la ciudad más romántica del mundo. Lo que pasa es que es imposible que un chileno encuentre lindo Santiago, son tan acomplejados», afirma Javier.

Posteriormente, Javier pasará de tener una buena vida, con novia, empleo, su propio departamento y estabilidad económica, a perderlo todo únicamente por sus propias malas decisiones, mientras que su exnovia Sofía comienza a tener éxito en su carrera como cantante. Tras haber tocado fondo, Javier asume que tiene que levantarse, dar vuelta la página, y comienza a salir con su amiga Ángela (Andrea Velasco). La película finaliza con ambos personajes en el mismo lugar, junto al río Mapocho, donde Javier repite su reflexión, y Ángela le encuentra la razón:  «Cómo no me va a gustar Santiago, aquí está mi vida, aquí está mi familia, mis amigos… tú» afirma Ángela.

En otras palabras, así como los santiaguinos no aprecian su ciudad, Javier no apreciaba su propia vida. Pero gozar de la vida, e incluso encontrar la felicidad, es sólo una cuestión de actitud. De este modo, ciudad, ciudadanos y protagonistas son uno solo. Entre medio, la película hace gala de unas impecables imágenes aéreas de la ciudad, y divertidas escenas en el Parque de las esculturas de Providencia (lugar donde, lamentablemente, la municipalidad no autorizó a López a grabar más escenas para la segunda entrega de la trilogía).

 

Juan in a million (2012)
Juan Pablo García (Sergio Allard) es un universitario, quien se despierta la mañana del 21 de diciembre de 2012 y descubre con horror que, por alguna inexplicable razón, es el único hombre en toda la ciudad.

Otra película donde vemos a la ciudad vacía (algo relativamente común por estos días de cuarentena). Pero a diferencia de Las Hormigas Asesinas, casi todas las tomas de exteriores fueron hechas en el barrio alto, en calles como Apoquindo o Providencia. No podía faltar, eso sí, la postal del protagonista caminando hacia un palacio de La Moneda completamente vacío. El film es diridido por Denis Arqueros, Nicolás Klein y Sergio Allard.

 

Neruda (2016)
Pablo Larraín y sus actores fetiches Luis Gnecco y Gael García Bernal nos deleitan con esta aventura que narra la época en que el poeta y senador Pablo Neruda fue declarado prófugo de la justicia en tiempos de la Ley Maldita (1948).

El futuro ganador del Nobel de Literatura deberá esconderse en distintos rincones del país y del Santiago de los años cuarenta. Esto nos llevará a tomas en el Cerro Santa Lucía, el ex Congreso Nacional y el Paseo Bulnes, entre otros. Es muy sintomático que el director haya debido grabar escenas en Buenos Aires para completar la atmósfera de los años cuarenta. Esto nos lleva a una triste realidad: a diferencia de la capital trasandina, en Santiago no hemos cuidado lo suficientemente bien nuestro patrimonio urbano.

 

Johnny Cien Pesos. Parte dos (2017)
En esta secuela del clásico de los años ´90, ambos dirigidos por el chileno-alemán Gustavo Graef Marino, el personaje de Johnny (Armando Araiza) sale de la cárcel tras veinte años en prisión, y descubre una ciudad completamente cambiada.

No es azaroso que Johnny se instale en un departamento frente al Costanera Center, o que el villano de la película, el empresario Echaurren (Albaro Ellena) tenga una inmobiliaria que se dedique a destruir barrios patrimoniales para construir torres de departamentos. El director con esto marca un contrapunto entre el explosivo crecimiento inmobiliario que ha tenido Santiago en el sector del Sanhattan, espejo de su crecimiento económico, con el alicaído Santiago patrimonial decimonónico que subsiste en las calles del centro, y con la población donde creció Johnny, que persiste prácticamente igual a la que vimos en el primer film. A esto se le suma una divertida secuencia donde Johnny derriba la bandera del Bicentenario frente a La Moneda, y otra donde gasta su inseparable moneda de la suerte de cien pesos en un teléfono público, en la calle Nueva York. Pero tranquilos, después la recupera. ¿Cómo lo logrará? La respuesta los asombrará.

 

Una mujer fantástica (2017)
Nuestro primer premio Óscar son actores de carne y hueso. Esta cinta de Sebastián Lelio trata la historia de Marina (Daniela Vega) una joven transexual que tiene una relación estable con Orlando (Francisco Reyes). Un ataque cerebral pondrá fin a la vida de este último, y obligará a Marina a enfrentarse no sólo con la familia de su difunta pareja, sino también contra una sociedad que se rehúsa a aceptar a alguien de su condición.

A diferencia de otras películas, que marcan una férrea división entre el barrio alto y el centro de la ciudad, Marina se mueve con soltura entre ambos mundos. Desde que va a ver a la familia de Orlando en Las Condes, hasta que vuelve a su trabajo en el restaurant contiguo a los Juegos Diana y la Iglesia de los Sacramentinos. No son los prejuicios clasistas contra lo que lucha, sino los prejuicios de género. Así y todo, hay poéticas escenas donde la ciudad le obstaculiza el paso. Nos referimos a la icónica escena donde el viento en contra le impide seguir caminando, y está a punto de derrumbarla. No es que mágicamente se haya transportado a Punta Arenas: el director nos dice que todo el mundo está contra Marina. Ella nada contra corriente, es demasiado rara, o fuera de lo usual, para encajar en algún lado. Quizás por eso recorre frenéticamente Santiago, desde que en la mañana va a trotar al cerro San Cristóbal, hasta la noche cuando se va a meter a un club gay de mala muerte en la diagonal Cervantes, buscando olvidar a Orlando. Pero no logra ninguno de sus objetivos: ni olvidarlo, ni ser aceptada.

La actriz Daniela Vega contó en una entrevista que al principio Santiago le pareció una ciudad “lúgubre y gris” para grabar, opinión que cambió tras ver que bajo el lente de Lelio “se volvió una urbe viva y vibrante”. Otra razón para ver esta película.

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